Me siento con más energía. Me gusto más. He aprendido a cuidar de mí. Ahora como mejor, hago más ejercicio, entiendo que es un estilo de vida y no algo temporal.
Ha sido un cambio en la alimentación familiar, hasta mi mamá perdió peso. Pasé de talla 34 a 30 de pantalón y de L a M en las camisas, ¡Tengo mayor autoestima!
Duermo mejor y tengo mejorías al entrenar, siento más energías. He disminuido los rollitos en la espalda y tengo definido el abdomen. Ahora sé alimentarme bien.
Mejoré mi alimentación sin sentir que hice esfuerzo alguno. Mi digestión mejoró. Aprendí a comer la cantidad adecuada en el momento justo.